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Lo local como reto

 

Once mil periodistas han perdido sus trabajos en España desde que comenzó la crisis económica en el 2008. Cifra escandalosa. Debe haber muchos vendiendo frutas,  manejando taxis, vendiendo por teléfono, dando clases. Pero con seguridad pocos han pensado y ensayado caminos alternativos, diferentes a ser empleados de un medio masivo que garantiza los ingresos.

El ejercicio del periodismo hoy pasa por una situación peor que la debacle económica de medio mundo. Se trata de la obligatoriedad de replantear la profesión ante los cambios dramáticos de la tecnología. Los periodistas parecen inútiles en muchas circunstancias. Incluso algunas empresas –de las que piensan ante todo en la rentabilidad-  prefieren contratar aficionados a las tecnologías de punta, que les resultan más baratos y menos críticos.

Cada vez queda más claro que los periodistas tienen qué hacerse valer por su preparación, por sus criterios, por su capacidad para hacer reportería, por su finura en la selección de los temas, por la calidad de su edición y por la solidez de sus análisis. La gente necesita información precisa, valiosa, oportuna, clara. Lo demás es montonera. La ventaja es que hoy en día esas condiciones pueden tener lugar aún fuera de los medios masivos.

Las páginas periodísticas en Internet –incluyendo los blogs de análisis y opinión, personales y en equipo- y muchos espacios en las redes sociales van teniendo cada vez mayor acogida y penetración. Ya queda claro para la mayoría de los expertos que el periodismo migrará sin excepción a internet y que allí se multiplicarán aún más sus propuestas y oportunidades. El New York Times ha logrado ya, a manera de anuncio premonitorio para el resto del mundo, recibir más dinero por anuncios en su sitio punto/com  que en su edición impresa.

Sin embargo, en Colombia pueden parecer lejanos estos horizontes. Los grandes medios escritos andan en crisis de identidad –que pagan sus periodistas y lectores- y nada que encuentran aún la manera de hacer menos estruendosa y costosa su migración a los formatos digitales. Las pequeñas radios padecen sus quiebras y las cadenas dominantes se apegan a sus aciertos históricos para no tener qué cambiar tan rápido, bajo la presión de la radio digital y las nuevas tendencias temáticas obligadas por los cambios radicales en el comercio y difusión de la música.

Quizás los dos ejemplos visibles más recientes son la creación de la revista Portafolio, de la Casa Editorial El Tiempo, que circula en papel para competir con otras de su género y trata de morder un espacio a las pocas revistas serias en este país, pero pierde la oportunidad de proponer un medio digital nuevo, exclusivo en internet, que se lance a conquistar un espacio antes de la migración obligada y de la competencia desesperada que viene sin remedio. Y el otro es que el Grupo Santodomingo, extrañando sus viejas épocas de Caracol Radio y la posibilidad de lograr alianzas comerciales con sus medios impresos, compra la cadena Melodía para transformarla en una radio vieja, del mismo estilo de la competencia.

Entre nosotros, y mientras crece el  acceso a internet y aumenta  el uso de computadores en todas las capas de la sociedad, la circulación de periódicos y revistas dirigidos específicamente a sectores de la población, a estudiantes, profesionales por áreas, a iniciados en temáticas específicas, aún tienen un espacio casi sin límites. Como lo tienen las radios pequeñas –mientras tanto- y las emisoras locales de televisión. Pero los cambios en las temáticas, en los tratamientos, en los diseños y en la circulación/difusión han de ser igualmente drásticos.

Las comunidades definidas por alguna razón o característica esperan de los medios tradicionales propuestas distintas. No tanto novedosas como mejores, oportunas, comprensibles y confiables. Contenidos ligados al análisis, a la comprensión de los fenómenos de interés común, pensados para la información y el mejoramiento de los elementos de juicio. Entender mejor la realidad circundante, lo local sobre todo, se ha vuelto el objetivo y el espacio predilectos, pero además novedoso, oportuno y fértil para las propuestas periodísticas que se piensan en función de los lectores/receptores –primeramente- y no desde el bolsillo, desde los rendimientos económicos como motivación fundamental. Obviamente tiene que lograrse –por algún canal- un equilibrio costos/ingresos que permita la subsistencia y por qué no, que paso a paso consolide el trabajo, la comunidad/audiencia y las ganancias. Porque los medios no son un apostolado. Han de responder a un ejercicio profesional serio, consistente, ético, que vele por los intereses de los ciudadanos y ejerza una auditoría permanente de las actividades públicas, ante todo las del Estado y sus socios.

Lo local es el espacio del periodismo de hoy, el puente que garantizará la migración exitosa de lo analógico a lo digital, la opción para que una comunidad entienda mejor sus vínculos y los consolide. Lo local es al tiempo el reto para los periodistas que buscan espacios precisos, en cierta forma nuevos entre nosotros, dentro de los cuales el ejercicio de la profesión sea por fin un reto, una apuesta por un presente mejor y un mañana claro, y sobre todo, un compromiso.

Texto publicado en el periódico Tinta Tres, Medellín. Agosto 2012.

Acerca de caruri

Director editorial de OjoXojO. Periodista y docente.

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